Web oficial de la autora
Un libro dedicado al futuro de una educación más consciente
Escuché tarde el susurro de mi vocación educadora, entre otros motivos, porque nadie a lo largo de mi vida escolar me enseñó entre los múltiples contenidos, que escuchar nuestra verdadera esencia es el comienzo de todo camino. Decidí cambiar de rumbo vertiginosamente y aunque arduo, ha merecido la pena, y mucho.
Cambio es vida.
Los educadores necesitamos hacer que las alas de nuestros alumnos se desplieguen con su máxima envergadura y alcen el vuelo desde sus voces internas y únicas, espantando a plumazos patrones estériles, necrosados e impuestos desde fuera que nos han llevado y nos siguen llevando a la más disparatada de las locuras vitales.
Enseñar a vivir es ayudar a que cada uno encuentre su propio latido interior.
"Depende de los educadores crear la alquimia que lleve a una metamorfosis que no continúe necrosando larvas, sino que cree el entorno que ayude a hacer brotar las alas de su alumnado."
TRINIDAD LARA
Las alas del educador
TESTIMONIOS
Un título precioso, que apunta muy alto y no defrauda, más al contrario. Es un texto con palabras bien elegidas, que nos guía por la senda de la consciencia y de la presencia amorosa. Trinidad Lara apuesta por la inclusión de la luz de la consciencia en la educación y su incorporación a las aulas. Me sumo a su osadía y valentía, ojalá lo vivan nuestros hijos. La autora pone un enorme granito de arena para que así sea, y yo añado que ojalá su valiosa pretensión culmine, que confiemos en que el despertar de la consciencia vaya inundando mentes y seres, muchos quizás dormidos, otros quizás despiertos, puede que solo por ser únicamente racionales, o excesivamente académicos y mentales, pero lo racional es para mí condición necesaria e indispensable para el conocimiento, faltaría, pero no condición suficiente. Lo puramente mental puede ser incluso limitante en el despertar de la consciencia.
Los capítulos de Enseñamos lo que somos me apresaron, ellos por sí mismos. Merece la pena citarlos: La lentitud, el silencio, el valor de aburrirse, el miedo, el sinsentido de las cabezas pensantes, educar dando sentido a la vida, educar en el amor, la magia de la palabra. La atención y la vida lenta es para mí un indispensable en el arte del vivir. Considero que es imprescindible rescatar la lentitud - precioso título de Milan Kundera-, que es esencial recobrar el ritmo pausado, recuperar el paso sereno y ensalzar la actitud meditabunda.
Todo esto lo lo desarrolla la aurora.
Incide en la importancia de dedicar unos minutos a la respiración consciente y a la meditación.
Nos recomienda “Detengámonos en el silencio (..) " y " la importancia del recogimiento y de conquistar la soledad silenciosa, en una sociedad en la que impera la sociabilidad inmediata fugaz y virtual. "
"Los grandes gurús informáticos deciden en su mayoría escolarizar a sus hijos en escuelas con acceso muy restringidos la tecnología"
“Apremia aburrirnos para poder incubar espacios fértiles de creación (…)" Continúa denunciando que: "La pasividad con la que los niños y jóvenes consumen pantallas, les deja ciegos en los dedos"
El miedo.
No voy a reproducir aquí la valiosa cita elegida de Krishnamurti, pero es importante que el “yo”, entendido como la máscara del ego, se alimenta de juicios y (pre) juicios, de comparaciones y etiquetas que nos predisponen al conflicto permanente y, que, en mi opinión, consagran las heridas del ego, sin poder ser sanadas ni liberadas, e impidiendo pasar de vivir en el miedo a vivir en el amor.
Trinidad Lara resalta la importancia del cuerpo.
A este respecto es para mí un indispensable citar a la destacada neurocientífica y divulgadora Nazareth Castellanos.
La mención a las emociones era absolutamente necesaria y Trinidad Lara le otorga el papel fundamental que merecen, pues, como nos dice "(..) no son solo unas moléculas físicas del organismo, sino una vibración, una energía que influyen sobre el mundo, y todo cuanto nos rodea, y, se retroalimentan con y por nuestro propio cuerpo y con y por nuestra parte inconsciente."
Trinidad Lara destaca que "si educamos en el amor educamos en la felicidad. "
"Hablamos mucho y escuchamos poco. "
Tras este fructífero recorrido, Trinidad Lara concluye: "Cuando el alma grita (..) En esta vida de plástico estéril las almas se tornan asépticas, cuando la vida requiere empaparse (…) Nada nos pertenece, estamos de paso. (…) Urgen docentes que sanen con autoconocimiento las heridas." Porque cuando el alma grita, los docentes tenemos la labor de escuchar.”
Un grandísimo abrazo ¡Aho!
Disfrutamos y aprendimos leyendo juntos este libro. Como padres aporta una visión sensible, eficaz y sincera de lo importante a la hora de ayudar a nuestros hijos a enfrentar su viaje educativo y de formación como personas con el fin de disfrutar del camino y ser almas íntegras y felices
Ensayo muy actual que abre una puerta a la esperanza en la forma de enseñar en las aulas, y de crecer en lo verdaderamente importante en la compleja sociedad en la que nos ha tocado vivir. En un momento "pospandemia", "entrecrisis " y de incertidumbre permanente en todo, la autora, a través de su propia experiencia vital y profesional docente da bastantes recetas sencillamente certeras pero cargadas de profundidad filosófica de hacia dónde deberíamos avanzar como partícipes activos de nuestra sociedad pero desde la importancia de la raíz de un sistema educativo más desprovisto de tiempos, de pruebas competitivas, de temarios encorsetados; y más fundamentado en lo realmente importante y que define nuestra verdadera humanidad en la sociedad de 2022, y siempre. Totalmente recomendable, no solo para docentes sino para todos los que en algún momento de nuestra vida educamos por una sociedad mejor.
La escritora nos hace ver en su ensayo, la crisis de identidad a la que estamos asistiendo como seres humanos.
En un lenguaje simple, sensato y agudo, nos hace reflexionar sobre la deshumanización a la que estamos asistiendo.
En aras de la modernidad estamos involucionando como especie. Desde pequeños renegamos de nuestra esencia, alimentados por sistemas educativos (inundados de tecnología y vacíos de ser) que tienen como objetivo instruir personas que formen parte del circo inconsciente; autómatas con pies y cabeza, al servicio de vaya a saber qué intereses.
Aún así podemos reencontrarnos, simplemente mirándonos hacia adentro, oír nuestro interior, recuperar el espíritu reflexivo y crítico. Volver a nuestros orígenes conscientemente, sacudirnos el polvo, replantearnos la existencia y volver a nacer como especie humana.
Desde mi visión y experiencia de 35 años de docencia, no podemos dejar de leer este ensayo.